¡BIENVENIDO! ¡BIENVENIDA!

Te damos la bienvenida a este Blog. Compartiremos inquietudes religiosas que nos mueven a reconocer a Dios en nuestras vidas. Puedes LEER Tu Evangelio del Día aquí http://tuevangeliodeldia.blogspot.com/ ¡Bendiciones!

domingo, 7 de noviembre de 2010

DECIDIR QUIÉNES QUEREMOS SER

Mi buen amigo Lute, el "inge", me ha enviado este mail recibido a su vez de otra persona. Me ha parecido interesante para compartirlo, así que ahí se los dejo:

Pato o águila, tú decides…

Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados, el taxista salió del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi.

Le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión.

Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera más rápida, segura y económica posible brindándole un ambiente amigable”

Rodrigo quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡¡limpio sin una mancha!!

Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “Le gustaría un café? Tengo unos termos con café regular y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco” Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo un hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomare la Cola dietética”

Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo ABC, Ultima Hora, La Nacion, Esto, Novedades y Selecciones…”

Al comenzar el viaje, Willy le paso a Rodrigo otro cartón plastificado, “Estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si quiere escuchar la radio”. Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenía el aire acondicionado prendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cual sería la mejor ruta a su destino a esta hora del día. También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería lo dejaría solo en sus meditaciones.

“Dime Willy, -le pregunto asombrado Rodrigo- siempre has atendido a tus clientes así?”

Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho solamente los dos últimos años. Mis primero cinco años manejando los gaste la mayor parte del tiempo quejándome igual que el resto de los taxistas. Un día escuche en la radio acerca del Dr. Dyer un “Gurú” del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tú te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. El decía: Deja de quejarte. Se diferente de tu competencia. No seas un pato. Sé un águila. Los patos solo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.

“Esto me llego aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mi. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire alrededor a los otros taxis y sus chóferes… los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.

“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo.

“Si, seguro que sí”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila duplique mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”.

Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal. Posiblemente haya contado esta historia a más de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería, Willy el taxista, tomo una diferente alternativa:

El decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.

No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, Un servidor público, "político", ejecutivo, empleado o profesionista, ¿Cómo te comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por encima de los otros?

Recuerda: ES TÚ DECISIÓN Y CADA VEZ TIENES MENOS TIEMPO PARA TOMARLA

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Úsalos para servir a tu comunidad y empieza por tu familia.

martes, 2 de noviembre de 2010

APRENDIENDO DE LA PALABRA DE DIOS


Desde hace algunas semanas, estoy acompañando a Maricarmen, una persona con algunos problemas personales. Esto me ha dado la oportunidad de darle a conocer la Palabra, no porque no sea practicante, sino porque nunca había sacado el provecho que la Palabra de Dios hace cuando se lee, medita, ora y aplica. Es el método de la Lectio divina, pero de una forma muy simple, con unos textos muy selectos.

Uno de ellos es Oseas 11. Recuerdo que lo he utilizado en muchas ocasiones para dar cuenta del modo en que Dios nos acerca y mantiene cerca de Él: "con lazos de ternura". Es grato ver que cuando un corazón está dispuesto y se muestra receptivo a la Palabra, ésta da mucho fruto, da fruto en abundancia.

No ha hecho falta introducir mucho lo que el texto nos dice, para que Maricarmen haya applicado esa palabra a su vida, la haya contrastado con situaciones muy comunes, cotidianas, y ha hecho que disfrute verdaderamente de esa Palabra que Viva y eficaz.

En otra ocasión le he propuesto meditar sobre Isaías 49, especialmente el versículo 16: "Fíjate, te llevo tatuada en la palma de mis manos". Dios nos tiene allí en sus manos, tiene nuestros nombres, a nosotros mismos tatuados, grabados, y está continuamente fijando su mirada allí donde estamos.

¿Cómo no exclamar como Jesús: Te alabo, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, y se lo has revelado a la gente sencilla"? Dios hace grandes cosas, desde las experiencias que puedan parecernos más triviales: regalar unas flores, saludar con alegría a alguien, comprarle un pequeño presente, o como me confiaba Maricarmen: la delicadeza de una persona cercana a ella, que por respetar lo que hacía en la cocina, esperaba a que acabara para coger un vaso. Lo que le había parecido antes un detalle absurdo -el esperar y no interrumpirla- ahora se llenaba de sentido, cuando entendía que lo hacía por respeto hacia ella, hacia lo que hacía, hacia su tiempoo y sus espacios.

Comparto con ella una hora a la semana, en la que conversamos de cómo le ha ido en su semana, y Dios no deja de regalarme esas pequeñas grandes intuiciones de la lectura de su Palabra. Si de un sólo versículo de su Palabra podemos sacar tanta enseñanza, imaginemos cúanto se logrará de una lectura constante, continua, prolongada y profunda.

¡Que nos animemmos a alimentarnos de su Palabra, y esa Palabra será nuestra medicina y nuestra riqueza!

DWV